“Tengo hambre de ti, Señor”: Reflexiones del alma desde el devocional de la evangelista Nelly Tavarez

En una noche marcada por la intimidad espiritual y la gratitud desbordante, la evangelista Nelly Tavarez abrió su espacio radial Devocionales, transmitido por la emisora Semillas de Fe desde la ciudad de  Nueva York, con una alabanza sincera y una exaltación continua al Creador.

Con palabras fervorosas y un corazón lleno de agradecimiento, la sierva del Señor nos condujo por un viaje de adoración y enseñanza que tocó fibras del alma.

Desde el inicio, sus palabras fueron una declaración de amor y gratitud : “Gracias, Señor amado, por tanto. A ti sea toda la gloria y la honra, porque solamente tú la mereces”. No habló como quien repite una fórmula, sino como alguien que ha vivido el cuidado de Dios de manera tangible. Reconoció que el Señor tuvo cuidado de cada uno de nosotros, y afirmó que su alma tiene “hambre de Él”, esa necesidad profunda que solo se sacia con la presencia divina.

En medio de una atmósfera de adoración, recordó que hemos sido escogidos para este tiempo y que, como ella misma expresó, se siente una mujer “hiperagradecida”. No pasó por alto la importancia de rendirse con autenticidad ante Dios y destacó la oración del corazón como llave que transforma la atmósfera y nos acerca a lo eterno.

Uno de los momentos más profundos del devocional fue su reflexión sobre el Reino de Dios. Explicó que cuando oramos “venga tu Reino”, no pedimos por un lugar físico, sino por la manifestación del gobierno divino sobre la tierra. Su enseñanza, clara y apasionada, apuntó a una venida repentina del Reino, como señala el evangelio de Mateo. “Queremos que Cristo asuma su legítimo puesto como gobernante de la tierra”, dijo con convicción.

En la segunda parte del programa, la mensajera del Altísimo nos guió en el estudio de los doce discípulos, enfocándose esta vez en Felipe, a quien describió como “el analítico”. A través de pasajes de Juan y referencias históricas, explicó que Felipe, oriundo de Betsaida, fue parte del segundo grupo de cuatro discípulos. Aunque menos conocido que otros, se distingue por su disposición y búsqueda genuina.

Detalló cómo Jesús no buscó hombres con talentos extraordinarios, sino personas comunes y corrientes, con el corazón dispuesto. “Todo lo que Dios necesita de ti y de mí es nuestra disposición”, afirmó con firmeza.  agregó que estos rudos pescadores, por su sencillez y apertura, estaban mejor preparados para la tarea que cualquier grupo de prodigios llenos de orgullo.

La voz de la evangelista se convirtió en un eco de esperanza para quienes sienten que no tienen habilidades excepcionales. “Dios te entrena, te capacita y te da poder para servirle”, enseñó, y recordó que los apóstoles ya se conocían, lo que facilitó la unidad en la misión.

En conclusión, este  devocional  fue mucho más que una enseñanza bíblica. Fue un llamado a la entrega total, a tener hambre real de Dios, a dejarse transformar por su presencia  a disponerse con humildad a ser instrumento en sus manos.

En palabras de quien nos compartió este mensaje: “Vamos a venir ante el Señor tal cual somos, para que Él haga en nosotros como Él quiera”. Sin duda, una noche donde el alma fue alimentada y el espíritu fortalecido. Porque cuando hay hambre de Dios, todo cambia.

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