Monseñor Francisco Ozoria: “El amor de Jesús no puede quedarse en una devoción fría”

Por Esmirna Gómez             

Celebración del Jubileo del Apostolado de la Oración y la Hermandad del Sagrado Corazón en la Catedral Primada de América

Santo Domingo, R.D. – En una emotiva y multitudinaria celebración, cientos de fieles se congregaron este domingo 1 de junio en la Catedral Primada de América para celebrar el Jubileo del Apostolado de la Oración y la Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús. La solemne Eucaristía fue presidida por Su Excelencia Reverendísima Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, y concelebrada por Mons. José Amable Durán Tineo, Obispo Auxiliar.

La jornada, cargada de fe, fervor y alegría, reunió a devotos de distintas comunidades que peregrinaron hasta el corazón espiritual del pueblo dominicano. Durante su homilía, Monseñor Ozoria agradeció a los organizadores por “llenar la Catedral por dentro y por fuera”, y destacó que todo jubileo implica una peregrinación que simboliza el tránsito espiritual “desde nuestra realidad de pecadores hacia Cristo resucitado”.

El prelado centró su mensaje en el significado litúrgico de la solemnidad de la Ascensión del Señor, recordando que “Cristo subió al cielo como cabeza de la Iglesia, y nosotros, como su cuerpo, estamos llamados también a ascender hacia el Padre, no quedándonos en los asuntos materiales, sino transformando la sociedad desde el Evangelio”.

En ese contexto, Monseñor Ozoria hizo un fuerte llamado a vivir la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús más allá de la devoción externa:

“No puede quedarse en una devoción fría. Estamos en el centro de la vida cristiana, y lo más importante es el amor de Dios. Ese amor que Jesús nos mostró hasta el extremo debe ser para nosotros tarea, misión y testimonio”.

Asimismo, exhortó a los presentes a ser verdaderos apóstoles del amor de Cristo:

“No basta con mirar al cielo, hay que trabajar por el Reino de Dios aquí y ahora. La espiritualidad del Corazón de Jesús nos compromete a vivir el amor de forma concreta y transformadora”.

El Jubileo concluyó con la renovación del compromiso apostólico ante el Sagrado Corazón de Jesús, en un ambiente marcado por la unidad, la oración y la alegría de pertenecer a una Iglesia viva que sigue caminando con esperanza.

Related posts