
Por Orlando Pimentel.-
New York.-En un mensaje lleno de fuerza y verdad, la evangelista Nelly Tavarez lanzó un poderoso llamado a quienes sufren traiciones, desilusiones y pérdidas familiares. En su reciente devocional, Tavarez usó la vida de José, el hijo de Jacob, como ejemplo vivo de que, aun en medio del desprecio y la adversidad, es posible levantar una nueva semilla de esperanza y propósito.
José fue rechazado por sus propios hermanos, huérfano de madre y víctima de injusticias que podrían haberlo hundido en la amargura. Sin embargo, nunca permitió que el dolor lo definiera. “Eligió enfocarse en el amor de su padre y en el plan divino para su vida”, recordó la evangelista, instando a los oyentes a no quedar atrapados en la tristeza o el resentimiento.
Con palabras firmes, Tavarez advirtió que reprimir las emociones es un peligro para la salud física y espiritual. “Llorar no es signo de debilidad, sino parte del diseño de Dios para sanar el corazón”, aseguró, recordando que las emociones son el “condimento de la vida”. Y lanzó una exigente invitación a la Iglesia: ser el refugio real donde el quebranto encuentre restauración, consuelo y guía verdadera.
No se quedó ahí. La evangelista confrontó duramente a quienes viven estancados en el dolor y la melancolía. “Si has estado más de un año sumido en la tristeza, es hora de levantarte y buscar ayuda. No vinimos a vivir resignados, sino en la abundancia de la vida que Jesús promete (Juan 10:10)”, advirtió.
Inspirada en líderes y autores como John Maxwell, Tavarez resaltó que muchas metas quedan truncas porque nos dejamos distraer con lo superficial. “Debemos enfocarnos en lo esencial, en el propósito que Dios quiere cumplir en nosotros”, expresó con convicción.
El cierre de su devocional fue un reto a la acción: “El milagro no llega solo. Hay que desear el cambio con intensidad, levantarse de las cenizas y moverse en fe. Si no te conmueves a ti mismo, difícilmente conmoverás a Dios”, afirmó con contundencia.
Para inspirar aún más, compartió la historia real de Liz Murray, una joven que superó una infancia marcada por la pobreza, la drogadicción de sus padres y la pérdida de su madre por SIDA, y que con determinación logró transformar su destino hasta alcanzar un programa de becas prestigioso.
“Me gusta la gente que dice hasta aquí al dolor, a la tristeza y a la enfermedad”, declaró Nelly Tavarez, resaltando que sólo con la autoridad que da el conocimiento profundo de Dios se puede caminar sin temor y con valentía.
Finalmente, dejó una palabra de esperanza y poder: “No somos hojas al viento; tenemos promesas vivas. Dios ha dicho: ‘No te dejaré ni te desampararé’. Él nos hará cabeza y no cola”.
Este mensaje de la evangelista Nelly Tavarez no es sólo un devocional más, es un llamado urgente a romper cadenas, a sembrar nuevas semillas de vida y a caminar hacia un futuro lleno de propósito y esperanza, sin importar cuán duro haya sido el pasado.