
Por Esmirna Gómez.-
Baní, República Dominicana. — La Arquidiócesis de Santo Domingo celebró una significativa peregrinación jubilar a la provincia de Baní, bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, que reunió a fieles de todas las parroquias del Distrito Nacional. Cada comunidad parroquial participó enviando un autobús con peregrinos, quienes se unieron en una emotiva jornada espiritual hacia la catedral Nuestra Señora de Regla, ubicada en el corazón de Baní.
A su llegada, los peregrinos fueron cálidamente recibidos por Monseñor Faustino Burgos, Obispo de Baní, quien se encontraba en la puerta principal de la catedral dando la bienvenida a los participantes:
“Sean todos bienvenidos. Esta es su casa: la catedral Nuestra Señora de Regla,” expresó con hospitalidad.
La celebración eucarística fue precedida por una breve reseña histórica del templo, ofrecida por Monseñor Brisman, quien destacó la riqueza espiritual y arquitectónica de la catedral. La misa estuvo acompañada por el clero local, junto a los obispos invitados: Monseñor Francisco Ozoria, Monseñor Faustino Burgos, Monseñor Amable Durán Tineo, Monseñor Benito Ángeles y Monseñor Lorenzo Vargas, además de los vicarios episcopales y arciprestes de las distintas zonas pastorales de Santo Domingo.
Durante su intervención, Monseñor Faustino Burgos ofreció un emotivo recorrido por la historia de la catedral, resaltando su importancia para el pueblo banilejo:

“Este templo, dedicado a Nuestra Señora de Regla, es parte esencial de la historia y devoción del pueblo banilejo. Desde una antigua ermita surgida en el Valle de Peravia, se fundó la ciudad bajo el nombre de Villa de Nuestra Señora de Regla de Baní.
A lo largo del tiempo, el templo ha sufrido terremotos y destrucciones, pero siempre ha sido reconstruido con el esfuerzo y la fe del pueblo. En 1885 fue concluido por el Padre José María Meriño, y en 1889 fue bendecido por el Padre Armando Lamarche, con la presencia del Presidente Lilís, quien donó la pila bautismal.
La imagen de Nuestra Señora de Regla, venerada antes incluso de la fundación de la ciudad, fue donada por una parroquiana y aunque fue dañada por un incendio en 1908, sigue siendo símbolo de fe. En 1959, bajo el gobierno de Trujillo, se construyó la Casa Curial y se reformó la iglesia. En 1964 se reconstruyó nuevamente tras un temblor, y fue remodelada por última vez en 2008.
La diócesis fue creada por el Papa San Juan Pablo II en 1986 y abarca San Cristóbal, Ocoa y Baní. Hoy, los peregrinos son invitados a ganar el jubileo mediante la confesión, la comunión, la oración por el Papa y el paso por la puerta jubilar.”
Durante la homilía, Monseñor Francisco Ozoria, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, destacó el profundo sentido espiritual de la peregrinación:
“Hermanos y hermanas, damos gracias a la diócesis de Baní, a Monseñor Faustino y a sus sacerdotes por recibirnos con fraternidad. Desde la Arquidiócesis de Santo Domingo hemos venido en peregrinación jubilar, compartiendo nuestra fe y nuestra identidad como Iglesia.

El jubileo, como Año Santo, implica caminar, peregrinar, hacer un trayecto espiritual con un punto de partida (nuestras parroquias) y un punto de llegada: Jesucristo, quien es el verdadero destino de todo nuestro peregrinar. Esta peregrinación no solo es un desplazamiento físico, sino un recorrido interior para fortalecer nuestra fe, reflexionar sobre ella y crecer en nuestro encuentro con Cristo.
En este templo jubilar venimos a ganar las indulgencias, a celebrar nuestra fe y a abrir el corazón a la misericordia de Dios. Nuestra peregrinación coincide con la fiesta de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, y al honrarlos, celebramos la Iglesia que ellos ayudaron a edificar. Ellos nos invitan a revisar nuestra vida como miembros de la Iglesia de Jesucristo, que peregrina con esperanza.
Este tiempo también nos llama a orar por la Iglesia universal. En medio del novenario por el Papa Francisco, elevamos nuestras plegarias por el cónclave que se aproxima y por los cardenales que elegirán al nuevo Sucesor de Pedro. Que el Espíritu Santo los guíe y nos conceda el pastor que la Iglesia necesita, no el que promueven los medios o las corrientes del mundo.
Seamos verdaderamente Iglesia. No nos dejemos llevar por campañas mediáticas o ideologías. Somos un pueblo de fe, guiado por la voluntad de Dios.”
La jornada concluyó con un ambiente de júbilo y oración, dejando en los peregrinos el eco de un mensaje claro: caminar juntos como Iglesia viva, con esperanza, hacia Jesucristo, centro de toda fe y destino de todo peregrinar.